Terapia Asistida con Perros para personas con discapacidad intelectual y problemas de conducta

Mucho es lo que hemos leído y oído sobre las Intervenciones Asistidas con Perros destinadas a diferentes tipos de poblaciones. En mi caso particular, con lo que más experiencia cuento a la hora de desempeñar mi trabajo es con personas mayores, personas con discapacidad intelectual y personas de centros de salud mental. Todas ellas son poblaciones muy variopintas entre unas y otras y, me atrevería a decir que más aún, dentro de cada tipo de población, ya que cada centro es diferente y cada grupo tiene unas necesidades particulares. Actualmente trabajo en centros de discapacidad intelectual en donde los grupos se dividen en autónomos e independientes, otros en donde los grados de discapacidad son muy variados, pero deben permanecer en las sesiones juntos, para lo cual hay que adecuar las sesiones a ambos perfiles, otros centros en los que además de tener distintos grados de discapacidad, cuentan con patologías añadidas muy diversas. En la población en la que me voy a centrar en el post de hoy es en la de jóvenes con discapacidad y problemas de conducta asociados.

Es necesario concretar que los objetivos que se persiguen en las sesiones son muy diferentes de un grupo a otro en general y de un usuario a otro en particular, ya que, como comentaba anteriormente, en ocasiones los grupos son bastante heterogéneos.

terapia asistida con perrosEn concreto con los jóvenes con discapacidad intelectual asociado a problemas de conducta se trabajan unos objetivos muy orientados a respetar y seguir las normas; incrementar una interacción social positiva; respetar los espacios y los tiempos de los demás compañeros; incrementar la empatía hacia los demás, incluyendo a los compañeros y compañeras, pero también a los perros que colaboran como coterapeutas; inculcando valores éticos y morales entorno al bienestar de los perros, sus necesidades, los cuidados que deben recibir, la forma en que se les debe tratar y, sobre todo, y muy necesario en este tipo de población, la intensidad con la que se deben relacionar con los perros de terapia.

De esta forma, el comportamiento y los valores que se “enseñan” o se transmiten por parte del profesional de la salud (en mi caso, psicóloga) encargado de llevar a cabo la sesión de Terapia Asistida con Perros, se extrapola a los compañeros y a toda aquella persona con la que tengan que interactuar en su día a día, ya sean educadores, familiares, amigos, parejas, etc. , de tal forma que su comportamiento sea el adecuado y que esté orientado en buscar o respetar el bienestar del otro y no solo el suyo propio.

En mi experiencia con esta población he de decir que es muy fácil poder trabajar los objetivos que me propongo porque todos los usuarios, en líneas generales, sienten una conexión especial con los perros. Ya sabemos aquello de que los perros no juzgan, que aceptan a las personas y aman sin condiciones y que eso les ayuda y les incita a los usuarios a ser aún más naturales y auténticos de lo que ya son de por sí y establecer relaciones adecuadas y positivas con ellos.

perros y discapacidad intelectualCon estos chicos se realizan, como comentaba al inicio de este post, actividades en las que se les invita a reflexionar, a dialogar, a comprender, a entender y aprender a ponerse en la piel de los demás; en cómo o por qué otro ser vivo puede estar bien o mal, feliz o triste, en qué cosas están en sus manos para lograr que otros se sientan a gusto y en libertad, en resumen, en desarrollar, especialmente, su empatía.

Algunos ejemplos prácticos de actividades es por ejemplo un listado de cosas que se pueden hacer y agruparlas en tres listas: lo que está bien para un perro, lo que está mal para un perro, lo que depende (depende del perro, de su situación, de su estilo de vida, rutina, etc. que esté bien o mal hacerlo). Por ejemplo, “dar un golpe en el hocico cuando hace algo mal” es algo que evidentemente está mal; “premiar al perro cuando hace algo bien” es algo que, sin lugar a dudas, está bien; pero “sacar al perro seis veces al día en paseos de 10 minutos” puede estar bien o mal según las características del perro, según el estilo de vida (si es un perro viejito deberá salir más veces, durante menos tiempo, que si es más joven). En esta actividad se genera mucha reflexión, debate e interacción entre compañeros, por lo que aprenden a dar su punto de vista y escuchar el de los demás, a negociar, a establecer consenso, etc.

Otra actividad que podemos llevar a cabo para crear consciencia, teniendo en cuenta que en muchos casos tienen más sensibilidad hacia los perros que hacia los compañeros, es realizar una actividad en donde los usuarios digan o escriban aquellas cosas que se pueden considerar mal trato hacia un animal y aquellas que se pueden considerar buen trato hacia un animal. Luego se les pide que hagan la misma lista, pero hacia sus compañeros o resto de personas. De esta forma, se genera una reflexión en la que aprenden a comportarse de manera digna con quienes les rodean. Por ejemplo, si en la lista de mal trato hacia un animal han puesto “tirarle de la cola” o “asustar a la perra para que se vaya”, deberán extrapolar que tirar del pelo a un compañero o asustarle no es correcto, asociando que perros y personas podemos llegar a tener unas necesidades, trato y “cuidados” similares entre nosotros.

En definitiva, y a modo de resumen, existen múltiples actividades que podemos diseñar y crear para que los usuarios de cualquier tipo de población puedan conseguir los objetivos que nos planteamos, sin olvidarnos de que el perro es siempre ese estímulo motivador y novedoso que les invita a participar activamente y a ver las cosas de otra forma más sencilla.

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Un fuerte abrazo a todos desde Ananda

Nos vemos en las redes!

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