La música aporta muchos beneficios a las distintas áreas del desarrollo infantil (cognitivo, sensorial, del habla, motriz) y además proporciona alegría.

Las canciones infantiles son un valioso recurso para el aprendizaje y el desarrollo del esquema corporal, ya que mediante la acción y el movimiento los niños pueden adecuarse en el espacio-tiempo, desarrollar la lateralidad, coordinación y equilibrio.

En ocasiones algunos niños pueden presentar dificultades para escribir letras, sílabas y palabras o incluso números, debido no a un problema de aprendizaje específico sino a un problema en el esquema corporal, que provoca dificultades a nivel motriz y perceptivo. En ese caso las dificultades para escribir podrían ser producto de un problema de organización espacial.

Por eso los niños deben contar, como primer elemento para tal aprendizaje, con la referencia del cuerpo. Y una buena alternativa para desarrollarlo es a través de la música y el baile. Y ¿qué pasaría si en dicha actividad nos acompaña un perro? el aprendizaje y la diversión se multiplicarán.

Existen muchas canciones que nos guían en nuestras acciones, como por ejemplo abrir y cerrar las manos, aplaudir, saltar, dar un paso adelante, atrás, al costado, caminar despacio, más deprisa, etc. Dichos ejercicios ayudan a los niños a tener una referencia de su cuerpo, y en los cuales nuestros perros de intervención pueden participar, por ejemplo en la canción que dice “Si yo tengo muchas ganas de aplaudir”(x2), en la primer acción aplaudimos como se indica, en la segunda todos juntos “chocamos los 5” con la patita de nuestro compañero perruno.

Existen muchas canciones que nos guían en nuestras acciones, como por ejemplo abrir y cerrar las manos, aplaudir, saltar, dar un paso adelante, atrás, al costado, caminar despacio, más deprisa, etc. Dichos ejercicios ayudan a los niños a tener una referencia de su cuerpo, y en los cuales nuestros perros de intervención pueden participar, por ejemplo en la canción que dice “Si yo tengo muchas ganas de aplaudir”(x2), en la primer acción aplaudimos como se indica, en la segunda todos juntos “chocamos los 5” con la patita de nuestro compañero perruno.

Otro ejemplo podría ser “el baile de los animales” en donde se escucha “el cocodrilo Dante camina hacia adelante” y junto a nuestro perro vamos todos hacia adelante… “el elefante Blas camina hacia atrás” y vamos todos marcha atrás.

Solo hace falta que nuestro perro de intervención cuente con algunas habilidades caninas que se puedan adaptar a las canciones que necesitemos usar para cada caso en particular y por supuesto que disfruten realizándolas. Además su participación hace crecer la motivación por parte de los niños y despierta en ellos la curiosidad y las ganas de querer también realizar los ejercicios, porque como bien sabemos algunos niños pueden sentir cierta vergüenza al “bailar” y exponerse a la mirada de otro en dicho acto o bien tener temor por el que dirán o a las burlas, pero justamente nuestros perros de intervención ayudan a que se genere un clima agradable, de bienestar y compañerismo en donde ejecutar un par de acciones con las partes del cuerpo se vuelve un proceso divertido porque el foco de atención está puesto en el baile compartido junto a un perro, un ser que no nos juzgará sino que nos dará ganas de seguir bailando al mismo tiempo que se produce el aprendizaje. Es así como los niños aprenden mientras juegan y se divierten.

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Un fuerte abrazo a todos desde Leon IAP en Colón, Buenos Aires

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