Terapia con perros con personas mayores

Si nos ponemos a pensar, aún es poco lo que se habla de las Intervenciones Asistidas con Perros en nuestro país. Quizás porque nos falta más conciencia sobre los grandes y múltiples beneficios que los animales. En este artículo voy a hablar de la terapia con perros con personas mayores, contribuyendo así a que esa escasez vaya mermando.

Por otra parte, también está pendiente una buena legislación que proteja a los profesionales que nos dedicamos a este sector, pero esto lo dejamos para otro momento.

Como he dicho, es por este desconocimiento que en este post voy a hablar de los beneficios que aportan los perros no sólo en las sesiones de intervención, sino también en la vida diaria. Y me centraré en uno de los colectivos con los que más trabajo: los mayores.

Beneficios de convivir con un perro

A diferencia de los beneficios en terapia, todos podemos suponer que el simple hecho de tener un perro aporta una gran cantidad de cosas bonitas a las personas mayores. Porque les ayudan a realizar actividades que mejoran tanto su capacidad cognitiva como su capacidad física.

Por ejemplo, no estará igual a nivel físico y mental la persona mayor que sale todos los días a sacar a su perro de paseo, por poco que pueda, que otra que se pase toda la tarde viendo la televisión. La primera persona, antes que nada, debe vestirse y prepararse para sacarlo a pasear, cosa que quizás muchos de los que se queden en casa no hagan.

En segundo lugar, saldrá a la calle a dar un paseo con lo que todo esto conlleva. De una parte, a nivel físico: mejora del equilibrio, del sistema vestibular, movilidad de las articulaciones, motricidad fina y gruesa… De otra parte, a nivel mental: respirar aire fresco, ver otros lugares y cambiar de ambiente, interactuar con otras personas, favorecer la independencia y la responsabilidad, mejorar la autonomía, etc.

Terapia con perros con personas mayores

Si estos beneficios se pueden percibir en personas mayores que conservan su vida prácticamente intacta, con su casa, sus cosas, su familia, su rutina… qué no podemos encontrar en aquellos mayores que están institucionalizados. Un hecho que conlleva: cambio de rutina, menor contacto con los familiares, conocer a muchas personas nuevas y con capacidades muy diferentes, seguir normas distintas a las que ha seguido durante su trayectoria de vida. Y sumarle, en la mayoría de los casos, enfermedades como Alzheimer, ictus, demencia senil, parálisis, etc.

Perros con terapia con personas mayores 2Por ello, los profesionales que nos dedicamos a este sector debemos focalizarnos en mejorar su calidad de vida. Debemos aportarles mayor bienestar y satisfacción para hacerles más llevadera su estancia dentro de las residencias.

Durante una sesión de terapia asistida con perros con personas mayores se trabajan distintas áreas que estimulan a los usuarios, proporcionándoles una serie de beneficios destacables.

Las distintas áreas que se trabajan son: el área emocional, cognitiva, sensorial, comunicativa, motora, educativa, lúdica y fisiológica. Se trabajan todas ellas en distintas actividades y juegos en donde el perro siempre es el protagonista para favorecer el vínculo y la motivación.

Es por todo ello que la persona que lleva a cabo el diseño del programa y de las sesiones de intervención debe ser personal cualificado para llevar a cabo una intervención terapéutica. Podrán ser psicólogos, pedagogos, terapeutas ocupacionales, etc.  En mi caso soy psicóloga. Esto me permite poder diseñar las sesiones, así como implementarlas ya que dispongo de todas las herramientas que me habilitan para ello.

Lo que hace especialmente atractivas a las Intervenciones Asistidas con Animales, en líneas generales, es que son novedosas, diferentes, lúdicas y se cuenta con otros seres vivos. Esto incrementa la motivación de los usuarios para trabajar y para adquirir las habilidades. Y de esta forma conseguir los objetivos que el terapeuta se propone para cada usuario y para cada grupo de trabajo. Debemos aclarar que existen objetivos comunes como grupo y también objetivos concretos para cada usuario en particular, mientras se divierten.

Tipos de actividades 

Como comentaba con anterioridad, existen distintos tipos de actividades a lo largo de una sesión de terapia. Algunas son de mayor contacto con el perro. Otras de un contacto intermedio en donde el perro es el “colaborador” o el “facilitador” de la actividad. Y otras son actividades en las que el perro se mantiene al margen, aunque siga siendo el protagonista.

En las actividades en las que se establece un vínculo directo con el perro de apoyo, como acariciar, cepillar, dar de comer, hablarle, ponerle el collar, ponerle agua, hablar sobre sus características físicas, etc. se establece un vínculo emocional con el mismo que facilita la consecución de objetivos.

Podemos también mencionar aspectos como la interacción social con los compañeros participantes, con los terapeutas o con el perro de apoyo. Se comentan cosas que suceden, lo que hace el coterapeuta, los perros que han tenido, cómo criaban a sus perros, dónde dormían, etc.

Por otro lado, en la terapia con perros con personas mayores, el terapeuta suele diseñar actividades y debates ajustados a los objetivos. En general, para personas mayores suele incluir interacción, motricidad y mejora de la capacidad cognitiva. Dentro del diseño de actividades, además, se propician debates y conversaciones que estimulan las capacidades cognitivas de los mayores como la atención, la memoria, el razonamiento

Por otro lado, la motricidad tanto fina como gruesa y el desarrollo sensorial, es otro de los aspectos en los que se percibe mucha mejoría. Se llevan a cabo actividades como, por ejemplo, buscar los premios escondidos en distintos tipos de materiales. Y sacarlos con las pinzas o cucharas, rebuscar en un cubo de arroz o entre bolitas de tela, etc. También cepillar al perro, elaborar puzles de distinta complejidad, llevar a cabo juegos con el peto de trabajo, etc.

En definitiva, son muchos y muy variados los beneficios que aportan los perros a las personas mayores. Y se incrementan significativamente cuando existen objetivos terapéuticos y actividades diseñadas por un profesional cualificado porque, no nos olvidemos, el perro no es el terapeuta, es el facilitador.

Espero que este artículo te haya gustado y te sea de utilidad. Por favor, comparte y haz que sume si es así!

Un fuerte abrazo a todos desde Ananda en Tenerife

Nos vemos en las redes!

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